En Colombia, según datos del Ministerio de Salud y Protección Social, hay alrededor de siete millones de personas con problemas de oído y audición, es decir, el 17 por ciento de la población. Una situación que afecta, también, a personas entre los 10 y los 27 años.
Podría pensarse que la sordera no afecta a la población joven, pero las estadísticas demuestran lo contrario.
Según datos del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, en el país hay siete millones de personas con problemas de oído y audición, es decir, cerca del 17 por ciento de la población. La población más afectada no es precisamente la de mayor edad: “Las personas que presentan problemas de oído, audición o vértigo con mayor frecuencia son las que se encuentran entre los 27 y 44 años”, señala el Ministerio en un comunicado.
Un dato más: según el Instituto Nacional para Sordos (Insor), del total de la población sorda de Colombia, el 14,94 por ciento están entre los 10 y los 26 años.
¿Por qué hay problemas de audición entre los más jóvenes? Las causas son varias: la hipoacusia puede ser congénita, sí, pero también puede obedecer a fallas en la prevención, ausencia de vacunación y tamizaje oportuno para las mujeres en embarazo y los bebés recién nacidos. Además, las enfermedades infecciosas y los medicamentos ototóxicos pueden presentar, también, afectación en la salud auditiva.
Sin embargo, entre las conclusiones presentadas por el Ministerio de Salud de Colombia en 2017, se destaca la preocupación de las autoridades sanitarias por un aumento en la consulta de los jóvenes.
“Los grupos poblacionales más representativos con mayor número de atenciones por hipoacusia neurosensorial bilateral es la población mayor de 60 años, seguido de los niños de 1 a 5 años y los adultos entre los 27 y 44 años. Llama la atención el incremento de las atenciones debida a los efectos del ruido sobre el oído interno en el grupo de personas entre 19 a 26 y de 6 a 9 años, posiblemente por el uso indebido de la tecnología cerca del oído”.
Es por eso que la OMS también sugiere “reducir la exposición a ruidos fuertes (tanto en el trabajo como en las actividades recreativas) mediante la sensibilización de la población sobre los riesgos que acarrean; promulgar y aplicar legislación apropiada; y fomentar la utilización de dispositivos de protección personal como los tapones para oídos y los audífonos y auriculares que amortiguan el ruido ambiental”. Y cuando ya hay afectaciones, bajarle al volumen no será suficiente, hay que actuar.
Reducir la exposición a ruidos fuertes (tanto en el trabajo como en las actividades recreativas) mediante la sensibilización de la población sobre los riesgos que acarrean; promulgar y aplicar legislación apropiada; y fomentar la utilización de dispositivos de protección personal como los tapones para oídos y los audífonos y auriculares que amortiguan el ruido ambiental”
Organización Mundial de la Salud.
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¿Qué se puede hacer?
Prevenir es lo primero. El 60 por ciento de los casos de pérdida de audición en niños se debe a causas prevenibles, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las acciones no son en extremo complicadas:
- Vacunar a los niños contra el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis.
- Vacunar contra la rubéola a las adolescentes y las mujeres en edad fértil.
- Realizar controles en las mujeres embarazadas para detectar a tiempo, y tratar, las infecciones que repercutan en la salud de la madre y del feto.
Pero también es importante entender la audición y consultar si se siente que no oye con la misma calidad o nitidez de antes, si le cuesta seguir las conversaciones o si tiene que subirle el volumen cada vez más al televisor, pues estos son síntomas de que algo no va bien con la audición.
La impedanciometría o pruebas como la del diapasón ayudan a los especialistas a descartar o confirmar problemas en las diferentes partes del oído y a determinar cuál es el camino a seguir, que puede incluir la necesidad de utilizar ayudas auditivas como los implantes cocleares.
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Recuperar la audición es posible
Lo primero es valorar, realmente, la calidad de la audición del paciente, para detectar no solo la pérdida, sino el tipo y nivel de hipoacusia que presenta.
Según su origen, la hipoacusia puede ser congénita, conductiva o neurosensorial. Puede perderse la audición poco a poco o de forma súbita (lo que está considerado una urgencia médica). Y, de acuerdo con el grado de pérdida se considera leve, moderada, severa o profunda.
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Para tratar la hipoacusia severa o profunda existen los implantes cocleares, dispositivos médicos electrónicos que sustituyen las funciones del oído interno. También es posible encontrar una solución a la hipoacusia o pérdida de audición con implantes de conducción ósea.
Es importante saber que, incluso los casos más complicados de hipoacusia, pueden tener tratamiento con alguno de estos implantes. ¿Cuál es el ideal para cada caso? Eso es una decisión que tomará el especialista de acuerdo con las características de cada paciente y su condición auditiva, logrando que la carga social, emocional y económica que implica la hipoacusia sin tratamiento se reduzca. Así se evitan, en el caso de los niños y los jóvenes, problemas asociados con su desarrollo comunicativo y de aislamiento social, por citar solo un par de casos.
El propio Insor recuerda que el 36 por ciento de la población con hipoacusia no tiene ningún estudio académico y del 24 por ciento que sí logra estudiar, solo un 43 por ciento termina la primaria, un 16 por ciento la secundaria y un escaso 3 por ciento tiene educación superior.
No está de más, sin embargo, recordar que —como lo indica la Organización Mundial de la Salud— el 60 por ciento de los casos de hipoacusia son prevenibles; y que el mal uso de los audífonos o auriculares (en especial por los altos volúmenes con que parecen utilizarse) es una de las principales causas para posteriores afectaciones en la audición de las personas.
Hay una clave sencilla para saber si alguien los usa con un volumen muy alto: ¿Puede usted escuchar lo que esa persona está oyendo? Si la respuesta es sí, pues ese alguien podría estar poniendo en riesgo su salud auditiva.
Tenga en cuenta
La información en esta guía es solo para fines educativos y no tiene la intención de diagnosticar, prescribir tratamiento o reemplazar el consejo médico. Consulte a su médico o profesional de la salud sobre los tratamientos para la pérdida de la audición. Ellos podrán asesorar sobre una solución adecuada para su condición de pérdida auditiva. Todos los productos deben usarse solo según las indicaciones de su médico o profesional de la salud. No todos los productos están disponibles en todos los países. Por favor, póngase en contacto con su representante local de Cochlear™