¿Cuál es el impacto de la hipoacusia en el aprendizaje infantil?

Cuando un niño no reacciona ante los sonidos o parece no comprender lo que se le dice, muchas veces se atribuye a distracción, timidez o dificultades de atención. Sin embargo, en algunos casos, detrás de esas señales hay una condición que pasa desapercibida en los primeros años de vida: la hipoacusia.

La hipoacusia es la disminución de la capacidad auditiva y puede presentarse desde el nacimiento o desarrollarse con el tiempo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 34 millones de niños en el mundo viven con algún grado de pérdida auditiva. El impacto de esta condición va mucho más allá de lo físico: afecta la forma en que el niño percibe, procesa y se relaciona con el mundo que lo rodea, especialmente en el entorno escolar, social y familiar.

El oído: puerta de entrada al aprendizaje

Los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo del lenguaje y la comunicación. Durante esta etapa, el cerebro tiene una gran capacidad de adaptación y aprendizaje, conocida como plasticidad cerebral. Esta plasticidad permite que, si el niño recibe estímulos auditivos de manera constante, su cerebro desarrolle conexiones neuronales que favorecen la comprensión del lenguaje, la memoria, la atención y el aprendizaje en general.

Cuando la audición está limitada, el cerebro deja de recibir esa información de forma clara. Esto podría repercutir en varias áreas del desarrollo, incluso antes de que el niño empiece a hablar. Por eso, detectar y tratar la hipoacusia a tiempo es crucial.

Detección temprana: clave para el desarrollo

La detección temprana puede marcar una gran diferencia. En muchos países se aplica un tamiz auditivo neonatal a todos los recién nacidos, una prueba sencilla e indolora que permite saber si hay alguna alteración en la audición desde los primeros meses de vida.

Los expertos coinciden en que, si se diagnostica la pérdida auditiva antes de los 6 meses y se inicia la intervención de manera oportuna, las posibilidades de que el niño desarrolle lenguaje y habilidades cognitivas similares a las de sus pares oyentes aumentan significativamente.

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Algunos signos de pérdida auditiva en la edad escolar:

Hay múltiples señales que pueden alertar a padres y maestros sobre la posibilidad de una dificultad auditiva. Estar atentos a estos indicios es fundamental para buscar ayuda de un profesional de la salud auditiva. 

  • Le cuesta seguir instrucciones sencillas, como “guarda tu cuaderno” o “ponte los zapatos”.
  • Se frustra con facilidad o tiene dificultades para comunicarse en situaciones cotidianas.
  • Presenta un retraso en el desarrollo del lenguaje o en sus habilidades para expresarse.
  • Tiende a mirar los labios de quien le habla, como si necesitara ayuda visual para entender.
  • Llega al final del día muy cansado, debido al esfuerzo constante que hace para prestar atención y comprender lo que se dice a su alrededor.

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Estas conductas no necesariamente indican un problema de aprendizaje, sino una barrera en la forma en que el niño accede a la información y que, por ende, no le permite comprender bien el mensaje. La detección temprana tiene como objetivo facilitar ese acceso al lenguaje.

El papel de las tecnologías auditivas

Existen diferentes soluciones auditivas para niños, seleccionadas según el tipo y grado de hipoacusia. Entre ellas, el implante auditivo (coclear o acústico) se considera una de las opciones más efectivas para pérdidas auditivas de leves a moderadas. Esta tecnología permite al paciente acceder a los sonidos del entorno, comprender el lenguaje y comunicarse de manera efectiva.

La rehabilitación auditiva es fundamental para alcanzar un óptimo rendimiento auditivo. Esta etapa permite entrenar al cerebro para interpretar los nuevos sonidos que recibe, fortalecer la comprensión verbal y mejorar las habilidades comunicativas.

Es importante resaltar que, la participación de la familia y de los docentes, es esencial para reforzar en casa y en la escuela lo aprendido en las sesiones de rehabilitación.

Detectar a tiempo hace la diferencia

La hipoacusia en la infancia no tiene por qué ser una barrera para el aprendizaje. Con una detección temprana, el acompañamiento adecuado y el uso de soluciones auditivas como el implante coclear, es posible abrir la puerta a un mundo lleno de sonidos, palabras y oportunidades.

Si un niño con pérdida auditiva recibe una ayuda auditiva desde los primeros años, no solo tendrá la oportunidad de mejorar su comprensión del lenguaje, sino que también fortalecerá su autoestima, su autonomía y su vínculo con los demás. Cada palabra que entienda y cada idea que exprese son pasos concretos hacia una vida plena.

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